Nostalgia de Plata

Nostalgia de Plata

Por: Jaír Escobar Obregón

Hoy las canchas del Barrio San Antonio no son las mismas que las de esa lejana década de los 80. En aquel entonces predominaban los campos de tierra con ligeros copetes verdes en los costados, una grama que era ciertamente maleza agreste que crecía con la suerte de quienes se ausentaban de las canchas. Ahí también crecían las ganas de un fútbol indomable, rústico, de más aguante que de técnica, un fútbol de clase, otra clase, de soles cayendo en porterías sin red, de chamuscasfinalizadas a la sombra de la noche, de polvaredas enredadas en los zapatos y las medias.

Ahí el fútbol era una pausa a la historia, una válvula para la crisis de dinero, de comida, vestido y hasta las crisis de estado que el país vivía. Sabía la vida o tal vez el fútbol que, en medio de este país aficionado a las crisis, se iba a erigir un héroe forjado en el barro, el desvelo y el aguante.

A las canchas las transformaron en parqueos, algunas empresas de medio hervor, en apartamentos, y algunos otros en campos de grama sintética por los cuales ahora hay que pagar y sobre todo tener cuidado de no “maltratar” la grama que recordemos es; sintética (la locura de tener cuidado con la grama sintética), es para los jóvenes, para que se alejen de las drogas dicen algunos vecinos que; desde su silla ubicada en el marco de la puerta que da a la calle, suspiran viendo a lo lejos lo que alguna vez fue un enorme campo de fútbol que barría de niños las tardes más jóvenes del barrio, que ahora es un parqueo para camiones.

A ese campo alguna vez llegaron ojeadores de los mejores equipos del país, antes se creía mucho más en el trabajo de fuerzas básicas y de trabajar a los jugadores desde jóvenes, tanto como fuera posible. Y de rumor en rumor, como suelen suceder este tipo de cosas, el ojeador de el Club Social y Deportivo Municipal, el club más grande del país llegó a visitar las canchas del sencillo barrio San Antonio de la zona 6 en la ciudad de Guatemala. Le habían dicho que había un muchacho de apellido Plata, bueno para jugar y con potencial; uno de los hermanos más grandes de una familia de 7 era el objetivo de aquel ojeador, fue Juan Carlos el pin Plata el que se encargó de llenar la pupila futbolera del cazatalentos de Municipal.

Sabía la vida o tal vez el fútbol que, en medio de este país aficionado a las crisis, se iba a erigir un héroe forjado en el barro, el desvelo y el aguante.

A partir de ese momento se empieza a escribir una de las historias más hermosas del futbol guatemalteco, desde su debut en 1988 el Pin como le solían decir sus compañeros de trabajo fuera de los terrenos de juego; se dedicó a lo que no solo parecía ser su verdadera profesión sino también su vocación. El trabajador más responsable dentro de la cancha diría yo. Hay un antes y un después en la historia de la liga nacional gracias a el derroche de talento que dejaba ver partido tras partido. Una zurda forjada entre el polvo y el caos de canchas que no consentían a nadie, Juan Carlos hacía que lo difícil pareciera fácil, convertía un contragolpe en el terror del equipo rival. Se encargó entre otras cosas, de llenar con títulos las vitrinas del mimado de la afición como se conoce a Municipal en Guatemala.

Dentro del terreno de juego siempre estuvo adelantado a su época; a veces parecía que ya lo sabía todo, como si una noche antes jugara el partido para saber qué hacer al día siguiente, de cabeza, con la espalda, con la zurda, la derecha, casi de clavado contra el suelo, tijereta, chilena y por supuesto; de tiro libre. El pin como todos le llamamos durante casi 20 años de carrera deportiva; llenó de goles el tiempo, 411 para ser exactos, con selección y el equipo que lo vio hacerse leyenda: Municipal.

a veces parecía que ya lo sabía todo, como si una noche antes jugara el partido para saber qué hacer al día siguiente, de cabeza, con la espalda, con la zurda, la derecha, casi de clavado contra el suelo

Juan Carlos el Pin Plata es de esos jugadores/personajes que tienen el carisma para ganarse hasta a la hinchada del equipo rival de tradición. Para su partido de despedida llegaron todos, de todos los equipos de la Liga Nacional de Fútbol Guatemalteco, sabíamos que era el fin de una época y que difícilmente íbamos a ver esas acrobacias otra vez en el campo. Desde aquel día la afición del mimado está sedienta de alguien que haga ilusionar, que haga valer la pena el boleto, la cola para entrar al estadio, el sol y hasta el aguacero, no un reemplazo que quede claro, pero sí alguien que devuelva el peso en la delantera que tiene que tener un tetra campeón centroamericano, la nostalgia se hizo presente desde que se fue de aquel barrio, donde lo recuerdan constantemente; la nostalgia se hizo presente desde que anunció su retiro de las canchas en donde también lo recordamos; constantemente.

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